¿Qué es el Autismo?

El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), no está catalogado como enfermedad sino como un trastorno del neurodesarollo. Para diagnosticar a una persona con TEA se tienen en cuenta distintos factores comportamentales relacionados con la dificultad con las habilidades sociales, con el  habla y la comunicación no verbal y con comportamientos repetitivos u obsesivos. Según los últimos datos recogidos, el autismo afecta  aproximadamente a 1 de cada 54 niños en el mundo.

Tipos de Autismo

Sabemos que no existe un solo tipo de autismo, sino muchos subtipos, la mayoría influenciados por una combinación de factores genéticos y ambientales. La utilización de la palabra espectro en su denominación se debe a que cada persona con autismo tiene un conjunto distinto de fortalezas y dificultades. Las formas en que las personas con autismo aprenden, piensan y resuelven problemas pueden variar desde altamente capacitadas (Grado 1) hasta una afectación severa (Grado 3). Algunas personas con TEA pueden requerir un apoyo significativo en su vida diaria, mientras que otras pueden necesitar menos apoyo y, en algunos casos, vivir de forma totalmente independiente.

Existen varios factores pueden influir en el desarrollo del autismo y, a menudo, se acompaña de sensibilidades sensoriales y problemas médicos como trastornos gastrointestinales (GI), convulsiones o trastornos del sueño, así como problemas de salud mental como ansiedad, depresión y problemas de atención.

Los signos de autismo suelen manifestarse entre los 12 y 24 meses de edad. Algunos retrasos en el desarrollo asociados pueden aparecer incluso antes y, a menudo, pueden diagnosticarse a los 18 meses. Las investigaciones muestran que la intervención temprana con terapias psicológicas, logopedia, terapia ocupacional y otras intervenciones de este tipo conduce a resultados muy positivos en la vida de las personas con autismo y pueden marcar la diferencia en el futuro de esta persona.

Signos más comunes del Autismo Infantil

El diagnóstico temprano del autismo suele ser vital en el desarrollo de las personas con TEA, comenzar la intervención terapéutica en los primeros meses de vida, cuando la plasticidad del cerebro es mayor, marcará la diferencia en su futuro.

Para identificar el Autismo, debemos fijarnos en signos que nos indiquen que el desarrollo de nuestro hijo es diferente al estipulado. Es cierto que cada niño tiene su propio ritmo y que existen otros tipos de retrasos madurativos o del desarrollo que no están relacionados con el TEA, pero no debemos ignorar las señales y, ante la duda, lo más sensato es que dejemos que nuestro hijo sea evaluado por psicólogos y neuropediatras especialistas.

Los signos más comunes entre los 15 y los 18 meses son (no todos los niños con TEA tienen todos ellos, pueden tener unos sí y otros no):

  • No mira a las personas a los ojos
  • No devuelve la sonrisa cuando le sonríen
  • No señala para pedir o mostrar cosas
  • No habla
  • Hace movimientos repetitivos muy a menudo (abrir y cerrar puertas, girar objetos…)
  • No se gira cuando le llaman por su nombre
  • No utiliza los juguetes con el propósito que tienen (no mueve un coche sino que solo gira las ruedas, no se pone un teléfono en la oreja)
  • Tiene dificultades motoras (camina con excesiva torpeza o no maneja bien sus manos para coger objetos)
  • Emite sonidos repetitivos pero sin intención comunicativa (dice ma-ma-ma-ma pero no para llamar a mamá)
  • No tiene interés en lo que hacen otros niños
  • No imita
  • No comprende órdenes sencillas sin que se les acompañe con un signo no verbal.
  • Tienen intereses limitados (solo juega con un tipo de juguete casi siempre)
  • Cuando le señalas a un objeto lejano no lo mira porque no lo entiende.
  • Camina mucho de puntillas
  • Hace movimientos repetitivos como aletear con las manos o balancearse.
  • Se ríe o llora sin venir a cuento con frecuencia.
  • Arroja objetos al suelo o al aire para verlos caer repetitivamente.